LA MÚSICA EN LAS ORGANIZACIONES JUVENILES POR ANTONIO MENA CALVO y 2

Musica en el Frente de Juventudes Coro San Fernando

Las Organizaciones Juveniles

Al término de la Guerra, se plantea el tema de dar continuidad  a la Organización Juvenil de Falange Española Tradicionalista y de la JONS,  pero teniendo en cuenta las nuevas condiciones socio-políticas de España y del entorno internacional.

La idea original de crear un Frente de Juventudes que abarcase a todos lo jóvenes españoles sin distinción de clase o procedencia la alumbraron los seuístas En­rique Sotomayor, Carlos Juan de la Fuente, Alberto Crespo y Eduardo de la Iglesia. Una vez elaborado el proyecto de la nueva organización, Sotomayor y sus colabo­radores se lo presentaron al Secretario Gene­ral de FET y de la JONS, Ramón Serrano Súñer, y a Franco, que acogió la idea de los jóvenes falangistas del SEU positivamente.

Como ya vimos en nuestro anterior artí­culo, el proyecto de Sotomayor y sus com­pañeros cristalizó en el Decreto-Ley de 1940, que dispuso el nacimiento de la Dele­gación Nacional del Frente de Juventudes, pero adaptado a las circunstancias que im­ponían una dura postguerra y los aconteci­mientos internacionales cuyo alcance y desenlace eran en aquel año impredecibles.

Si en algún momento existió la idea de dulcificar el carácter, tal vez excesivamente militarizado, de la Organización Juvenil y posteriormente del Frente de Juventudes y cambiarlo por otro más acorde con movi­mientos europeos, como por ejemplo el Scout, la cruda realidad del momento lo im­pide. (El movimiento Scout, cuyo fundador fue el teniente general del Ejército británico lord Baden-Powell de Gilwell, se estable­ció en España en 1912 con el nombre de Organización de Exploradores de España, siendo sus promotores el militar Teodoro de Iriarte y Herrero y Arturo Cuyas).

A los seis meses de finalizar nuestra contienda empieza la II Guerra Mundial y dos años después se envía la «División Azul» al frente ruso. En 1945 termina el conflicto bélico; por un lado desaparece, lógicamente, el peligro de que entrásemos en él y por otro la posibilidad de un desembarco de las fuerzas aliadas en la costa española. Sin embargo, surge un nuevo problema, el que plantean las guerrillas del maquis que provenientes de Francia se infiltran por los Pirineos, ocupando diversas zonas, preferentemente montañosas, desde las que realizan incursiones contra los caseríos y pequeños núcleos de población.

Los citados hechos cambian parte del esquema primitivo de estructuración del Frente de Juventudes, que tiene que reforzar, si cabe, su vocación castrense, heredada de la época anterior, y articular un programa de instrucción premilitar muy completo en el que se da prioridad al orden cerrado, indispensable para la realización de desfiles, campamentos, marchas y concentraciones. La posibilidad de la entrada de España en la Guerra Mundial, primero, y la lucha contra el maquis, después, aconsejan incluir en los planes de formación referidos a los cadetes y guías -los de mayor edad- nociones de táctica en orden abierto, y Tiro, con ejercicios que se hacen, como es natural, con escopetas de aire comprimido y granadas de madera para los ejercicios de lanzamiento de estas armas.

Este ambiente bélico de los años cuarenta y principios de los cincuenta deter-mina e influye en el ámbito de la composición e interpretación musical. A las obras de la Guerra de España se suceden las de la «División Azul», y a las canciones-marcha de la Organización Juvenil las de las Falanges Juveniles de Franco, que también desfilan por las calles, campos y caminos de España, llevando la alegría juvenil hasta el último de sus rincones.

Las Canciones Italo-alemanas

Entre las composiciones que nos trajeron las primeras unidades de la División Española de Voluntarios en Rusia, tras su relevo del Frente del Este, cabe resaltar: «Voluntario en la estepa», «Lilí Marlén», «Desde Ru­sia» y «Primavera». La música de «Volun­tario en la estepa» proviene de una compo­sición extranjera, hecho que se repite con gran frecuencia en los cancioneros marcia­les de todos los países y épocas. En este caso la canción que comentamos lleva las mismas notas musicales que «Giovinezza», himno oficial del Partido Nacional Fascista. La historia de esta famosa composición ita­liana, que alcanzó gran popularidad en la Guerra de España, ha experimentado a tra­vés de los años una profunda metamorfosis, en forma semejante a lo ocurrido con «El novio de la muerte», «Yo tenía un cama­rada» y la británica «Marcha militar n° 1 en Re mayor de Pompa y Circunstancia», de Elgar.

En sus orígenes, «Giovinezza» fue una canción estudiantil escrita por los poetas Nino Oxilia y Sandro Camasio, a la que Giuseppe Blanc le puso música. La nueva canción, a la que se dio el nombre de «Can­ción Comiato», fue difundida en 1909 por los jóvenes de un denominado Grupo Go­liardo. En 1910 varios oficiales alpinos reu­nidos en Barcelona escuchan la canción go­liarda y entusiasmados con su música deciden adoptarla en 1911 como Himno del Regimiento n° 3 de Tropas Alpinas; poste­riormente la composición trascendió a otras unidades de la misma clase que también la asumieron, convirtiéndose la citada canción, no sabemos si con carácter oficial, en el himno de estas fuerzas.

Más adelante son los «Arditi» de D’An­nunzio quienes adoptan la «Giovinezza» como himno propio, cantándolo el 12 de septiembre de 1919 en Fiume, tras su en­trada en la ciudad. Considerado ya como himno de victoria y renacimiento de la nueva Italia, Marcelo Nanni incluye nuevas estrofas al texto de la composición, que pasa a ser con carácter definitivo el himno oficial del Movimiento Fascista Italiano. Traducido a varias lenguas y adaptada su música a can­ciones-marcha de distintos ejércitos, in­cluido el español, se oye en todo el mundo, desde Abisinia a Rusia y desde Italia a los Países Bajos. (En nuestro anterior artículo sobre «La Música en la División Azul», pu­blicado en el n° 107 -junio 1999- de esta re­vista, figura parte de la letra española de «Giovinezza», compuesta durante la cam­paña de Rusia).

Si «Giovinezza» alcanzó fama en todas las naciones alineadas o simpatizantes del Eje, «Lilí Marlén» trascendió a las filas de los soldados que combatían al Ejército ale­mán y a sus aliados en el curso de la II Gue­rra Mundial. La letra de esta canción emble­mática fue escrita por Hans Leip en 1915 y la música por Norbet Schultse, que la com­puso en 1938. «Lilí Marlén» llegó hasta el último rincón de Europa gracias a Lale An­dersen, que la difundió a través de Radio Belgrado. Fue tal el éxito de esta canción que, como hemos dicho, hasta las tropas que luchaban contra el III Reich la incorporaron a su repertorio. Guy Provost, en su obra «Les chansons du militaire» dice, refirién­dose a «Lilí Marlén»: «Esta canción ale­mana ha franqueado sin obstáculos la línea que separa a las Fuerzas del Eje de las Aliadas». Y más adelante señala que «ninguna otra canción ha sido cantada en tantas
lenguas por los militares canadienses como Marlén’, ya que lo han hecho en fran­cés, inglés, alemán e italiano, en este último caso por los miembros del Real Regimiento no 22, en la campaña de Italia. Lógicamente los soldados de la «División Azul», pri­mero, y los falangistas de las distintas orga­nizaciones de FET y de las JONS, incluidas las Falanges Juveniles de Franco, después, entonaron la famosa composición con la le­tra en español que todos conocemos.

El tema de las reivindicaciones históri­cas de nuestra Patria ha sido tratado en los cancioneros falangistas bajo facetas diver­sas, jocosas, desenfadadas, solemnes y triunfalistas, a esta última corresponde la composición «Desde Rusia», cuyo texto, conocido casi exclusivamente en los círcu­los falangistas, fue censurado en el sentido de que por razones políticas coyunturales no interesaba su difusión. En esta canción se abogaba en principio por la restitución a Es­paña del Peñón de Gibraltar, más adelante cobra un vuelo más alto y ambicioso, que refleja el deseo de que España recupere el puesto que en orden a su participación en la construcción de Europa e Hispanoamérica le corresponde. El autor o autores de esta com­posición entienden que sólo «luchando con ardor unida con Alemania» se conseguirá «una Europa mejor», en la que nuestra Pa­tria, unida geográfica y espiritualmente con Portugal, logrará nuevamente «ser la Es­paña Imperial».

Evidentemente, a la luz de la actual co­rriente histórica y de las nuevas concepcio­nes geopolíticas e incluso filosóficas, todo el texto de la canción queda desfasado de la realidad actual, y a las nuevas generaciones les sonará a ciencia ficción. Ahora bien, si nos situamos en 1942, en que Alemania, en un corto espacio de tiempo ha conquistado u ocupado amplias zonas de Europa y que los ideales del Orden Nuevo son compartidos por buena parte de la juventud, no sólo de las naciones del Eje sino también de países no beligerantes como España y, en cierta medida, Portugal, es lógico que los camara­das de la «División Azul» y después los del Frente de Juventudes, deslumbrados por ta­les éxitos, entonaran canciones como la ci­tada o aquella otra de «Tómala, sí, un día; tómala, sí, un dos» , cuyo texto apareció en nuestro artículo sobre «La Música en la Di­visión Azul» anteriormente mencionado, que empezaba así:

Ahora que Franco ha ganado la guerra volveremos a empezar

rumba, la rumba, rum, tomaremos Gibraltar.

 

 

Adaptación o reelaboración de otras canciones italo-alemanas 

La presencia en la Falange de composiciones musicales provenientes de Italia y Alemania arranca de los tiempos fundacionales (1931-1934). La labor de adaptación de letras españolas a partituras italo-alemanas y viceversa, así como la reelaboración, armonización e instrumentación, en su caso, de dichas obras se incrementa en la Guerra de España en que legionarios italianos y alemanes de las divisiones Littorio y XXIII de Marzo, y Legión Cóndor, respecti­vamente, luchan codo a codo con los solda­dos españoles. Más adelante es la conviven­cia hispano-alemana en Rusia la que impulsa la interrelación musical que por úl­timo alcanza pleno desarrollo en la segunda mitad de la década de los cuarenta dentro del Frente de Juventudes.

En esta última época, todos los miem­bros de Falanges Juveniles conocen y difun­den canciones corno «Fidelidad», más co­nocida por «Es tan hermoso ser cadete», «La Centuria Ruiz de Aida» , «Cruzada de Juventudes», «Una España mejor», «Sole­dad», «Yo tenía un camarada», etc., cuya música pertenece a los cancioneros de las Juventudes Hitlerianas, de las Waffen SS, de la Wehrmacht y a la Juventud Fascista. Al­guna de estas canciones, corno por ejemplo «Fidelidad», «Yo tenía un camarada» y «Soledad», pasaron también al repertorio de nuestros Ejércitos, donde alguna de ellas se ha mantenido hasta los años setenta. Quizás sean los centros militares de enseñanza y las Milicias Universitarias donde arraigaron con mayor fuerza todas estas composiciones.

Canciones del Frente de juventudes

Concluida la Guerra Mundial en 1945, co­mienza para el Frente de Juventudes un pe­riodo de gran actividad, duro pero a la vez prometedor, que depara, entre otros moti­vos, el crecimiento de sus medios. La eva­luación cuantitativa del Frente de Juventu­des sigue una línea ascendente que, partiendo en 1945 de 726.340 encuadrados (Sáez Marín, Juan: «El Frente de Juventu­des», pág. 440), alcanza en 1960 la cifra de 1.683.749. Por lo que respecta a las Falan­ges de Voluntarios, que en 1942 adoptan el nombre de Falanges Juveniles de Franco, su desarrollo es desigual, pues les afecta sus­tancialmente los cambios que van produ­ciéndose en la dinámica política del Régi­men. Esto lo podemos apreciar en el cuadro siguiente (Parra Celaya, Manuel: «Juven­tudes de vida española», pág. 461):

AÑO NÚMERO DE AFILIADOS A FJ DE FRANCO
1945 155.207
1946 153.394
1947 164.589
1948 172.521
1949 179.515
1950 130.000
1955 90.000

 

Para satisfacer la demanda de composi­ciones musicales que la acción cultural y propagandística de todos estos miles de jó­venes requiere se crean unos medios y se forma un repertorio de canciones como ja­más se había conocido en España. En estos años los desfiles y concentraciones se mantienen y en determinadas fechas, como el «Día de la Victoria» (1° de abril) -que el Frente de Juventudes convierte en el «Día de la Canción»-, el «Día del Dolor» (20 de noviembre), el «Día del Caudillo» (1 de oc­tubre), etc., adquieren una mayor relevancia que en años anteriores. A partir de 1956 desciende este tipo de actividades y en 1958 comienza su desaparición, que se extingue totalmente en la década de los setenta.

En cuanto a los campamentos, entre 1945 y 1955 alcanzan su punto culminante; en ellos se realizan las actividades más im­portantes, entre ellas, la instrucción premili­tar y la formación musical. En 1947 aparece un Cancionero Juvenil recopilado por el hermano marista Manuel Rodríguez, supe­rado solamente por el Cancionero de Juven­tudes de José de Arriaca, publicado por la Editorial Doncel en 1963, complementado con 37 himnos y canciones grabados en dis­cos microsurcos.

En este último cancionero figuran todas las composiciones vocales que según las cir­cunstancias y necesidades de orden formativo se van sucediendo. Abren camino las dedica­das al Caudillo, que en los momentos del cerco internacional contra España necesita el apoyo de todos los españoles pero particular­mente el de sus juventudes. Entre las cancio­nes que nos hablan de Franco las más conoci­das serían: «España, Franco y la Cruz», «Tenemos un Caudillo», «Pequeños arque­ros» y sobre todas ellas «Único Capitán».

Otro tema que goza de la predilección de las juventudes falangistas es el de Gibraltar, cuyas raíces se hunden en los años treinta, toma nuevos bríos entre los combatientes de la División Azul y se impone de forma es­pontánea en todas las centurias de Falanges Juveniles. Aunque el tema es abordado en canciones como «Surgirá el Imperio», «Desde Rusia» y «Nuevo Gibraltar», la que se extiende más rápidamente y sobresale entre todas es «Gibraltar, avanzada de nuestra Nación», compuesta por Agustín Paíno, que con estas estrofas cantamos los niños y jóvenes de aquellos años:

 ¡Gibraltar!, ¡Gibraltar!,

avanzada de nuestra Nación ¡Gibraltar!, ¡Gibraltar!,

punta amada de todo español.

A mi Patria le robaron,

tierra hispana del Peñón

y sus rocas son holladas

con el asta de un extraño pabellón…

Los temas relacionados con Falange y JONS, y los propiamente juveniles, consti­tuyen, lógicamente, el mayor número de composiciones en los cancioneros. El apren­dizaje de himnos y canciones se realizaba principalmente en las clases de canto coral que se impartían diariamente en los campa­mentos y albergues, pero también se ensaya­ban en los hogares del Frente de Juventudes. La práctica era casi diaria a lo largo del año, pues -como hemos dicho- no había acto en el que no se cantase, incluidas las reuniones semanales de Centuria, Falange e incluso Escuadra, que siempre terminaban con el «Prieta las filas» o «Cara al sol», según la importancia del acto.

En cierto sentido, la prueba práctica de los conocimientos musicales adquiridos era el «Día de la Canción», instituido para ce­lebrar la terminación de nuestra Guerra. Esa fecha salíamos todos los niños de Fa­langes Juveniles de nuestra casa la mar de contentos, con la camisa azul, casi siempre recién comprada, y ya por la calle íbamos silbando o canturreando las canciones que horas después entonaríamos en el «Desfile de la Victoria», o ya, a partir de 1944 y 1945, en las concentraciones que reunían en las capitales de provincia a todos los ca­maradas provenientes de los pueblos y co­marcas próximas.

Aunque el repertorio era amplísimo, sin embargo había una serie de canciones que polarizaron el interés de todos, éstas eran: «En marcha las centurias», «Fidelidad», «Marchar», «Isabel y Fernando», «Gibral­tar», «Con el rumor de la faena» , «Gloria de cruces nostálgicas» «Único Capitán», «Cubre tu pecho de azul español», «Somos la juventud de España» , «Juventudes, ju­ventudes», «Prietas las filas» y «Montañas nevadas». Esta última, sin ser la mejor del cancionero, gozó de una atención y una di­fusión tal que se convirtió en la composi­ción emblemática del Frente de Juventudes, eclipsando a los himnos del F. de J. y F. J. de F., «Prietas las filas» y «Marchan las nuevas juventudes», respectivamente, fuera del ámbito de estas organizaciones.

La letra de «Montañas nevadas» corres­ponde a una mujer, Pilar García Noreña; caso infrecuente, pues la mayor parte de las veces son los hombres quienes ponen letra y música a las canciones. A Enrique Franco le pertenece la partitura de la famosa canción.

Como es natural, especialmente en un ambiente juvenil, no todo iban a ser cancio­nes serias y trascedentes, también el Cancio­nero hace sitio a las composiciones jocosas, alegres, pintorescas e incluso alguna picante

  • Los fuegos de campamento, las marchas interminables y los desplaza­mientos en camiones que nos facilitaba el Ejército eran los lugares adecuados para las expansiones filarmónicas. También aquí po­demos hacer una clasificación de las com­posiciones en tres grupos:
  • Canciones regionales o folclóricas.
  • Canciones populares.
  • Canciones a las que en el lenguaje de hoy llamaríamos canciones-protesta.

Estas últimas, de carácter político y rei­vindicativo, dirigidas contra determinados hechos, personas e instituciones, no suelen aparecer, corno es lógico, en los cancione­ros. El repertorio de canciones alegres y pintorescas era abundante, recordarnos, en­tre otras: «Un día en las carreras», «El fle­cha meón», «Las vacas en la Primavera», «Se van los falangistas», «Desiderio», «Cholín, choleiro, «La solfa», etc.

 

Coros y danzas de la Sección Femenina

En el campo de la música tradicional, la labor del Frente de Juventudes, incluida su rama femenina, ha sido inmensa. Los fuegos de campamentos, las marchas y especialmente las «Mañanas del camarada», que tenían lu­gar los días festivos del invierno en ciudades como Burgos, en las que las condiciones climatológicas impedían realizar actividades al aire libre, eran los sitios y momentos idóneos para el cultivo de esta clase de música. Pero realmente para hablar del folclore en el Frente de Juventudes es forzoso que nos re­mitamos a su Sección Femenina.

Entre las múltiples actividades sociales y culturales de esta Organización figuran, sin duda corno las más populares, las realizadas por los Coros y Danzas de la Sección Feme­nina de FET y de las JONS. Gracias a ellos pudo rescatarse de la incuria y del olvido el patrimonio musical de la tradición española en trance de desaparecer; un servicio de la Falange a España, que, corno tantos otros y podríamos citar muchos, no se ha valorado en su justa dimensión y hoy día incluso se ha llegado a menospreciarlo e incluso ridiculizarlo.

Pues bien, para llevar a cabo esta ingente labor de recopila­ción, restauración, armonización e instrumentación, según cada caso, de las canciones y danzas de España, la primera medida que se adoptó fue la organización en 1938 de los Cursos Naciona­les de Instructoras de Música, con el fin de crear en todas las provincias coros que interpreta­sen sus canciones tradicionales. En 1939 se organizan los Grupos de Coros y Danzas. A partir de aquí el desarrollo de la música tradicional en el seno de las or­ganizaciones juveniles es impa­rable y su proyección llega a to­dos los puntos de nuestra Patria y se desborda hacia la América Hispana.

En 1954 un total de 2.307 grupos de co­ros y danzas, formados por 37.549 partici­pantes, constituyen la mayor concentración de elementos técnicos y humanos que se haya movilizado en España para difundir su música y bailes tradicionales. En este as­pecto también nuestro pueblo está en deuda con esas modestas intructoras de música, con las delegadas provinciales y locales de la Sección Femenina que en cientos de pue­blos y ciudades trabajaron durante años desinteresadamente, como asimismo con los oficiales intructores del Frente de Juventu­des, jefes de centuria y de falange.

También hay que agradecer la meritoria tarea de hombres como el maestro Rafael Benedito, el que fuera director de la Masa Coral de Madrid, que, con sus excepciona­les dotes de conductor de coros e investiga­dor, supo colaborar eficazmente con la Sec­ción Femenina en esta ardua labor.

 

Otros medios musicales del Frente de juventudes

Además de los himnos, canciones, coros y danzas, las Organizaciones Juveniles de FET y de las JONS fomentaron e inculcaron el amor a la música a través de otros medios como:

  • Las orquestas de pulso y púa, existentes en casi todas las provincias.
  • Los grupos de armónicas, instrumentos que siempre acompañaban a las centurias de montañeros.
  • Bandas de cornetas y tambores, algunas tan relevantes como la perteneciente a la centuria «Pedro de Valdivia» de Madrid.
  • Bandas de música, entre las que adquirie­ron mayor fama figura la de Málaga.

En cuanto a las manifestaciones propia­mente musicales cabe recordar:

  • Las actuaciones de todos estos grupos en los Certámenes Nacionales de Cultura y Arte, conciertos benéficos, «Mañanas del camarada», fiestas populares, actos pa­trióticos, etc.
  • Los recitales y conciertos de música clá­sica que se celebraban en la Escuela Na­cional de Mandos «José Antonio» y en los Colegios Mayores del Frente de Juven­
  • Los espacios de música sinfónica y mú­sica tradicional de la Emisora Radio Ju­ventud de la Cadena Azul del Frente de Juventudes.

Compendio de todas estas actividades son los Festivales y Certámenes Nacionales de Cultura y Arte, como el de San Sebas­tián de los años cuarenta, en los que partici­paban miles de jóvenes de los grupos de Te­atro Guiñol, Teatro de Escuadra, Bandas de Cornetas, Tambores y Gaitas, Bandas de Música, Grupos Corales, Rondallas, etc. Sin temor a equivocarnos, podernos decir corno conclusión que jamás se dio en Es­paña una concentración y un despliegue de medios en pro del arte y la cultura popula­res como la que propició el Frente de Ju­ventudes, igualada si acaso por la labor de los Grupos de la Obra Sindical de Educa­ción y Descanso, puesta de manifiesto cada año el 1 de mayo en el Estado Santiago Bernabéu.

Con todo lo expuesto creernos que no habrá duda de que la obra predilecta del Ré­gimen, el Frente de Juventudes, dentro del ámbito de sus posibilidades políticas y ma­teriales, cumplió sobradamente los fines de carácter cultural y musical que les fueron encomendados.

  • Organización Juvenil (OJ). Nace en 1937 de la fusión de las Organizaciones Juveniles de Falange Española de las JONS y de la Comunión Tradicionalista.
  • Frente de Juventudes. Se crea por Decreto-Ley de 6 de diciembre de 1940 e integra a toda la juventud español a comprendida entre los 7 y 21 años de edad.
  • Organización Juvenil Española (OJE). Surgida por la transformación del Régimen y la sociedad española de aquellos años.
  • Falanges Juveniles de Franco. Dependen de la Delegación Nacional del Frente de Juventudes y en ellas ingresan aquellos niños y jóvenes que voluntariamente desean servir a España de acuerdo con la doctrina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, aunque realmente la aportación doc­trinal de la Comunión Tradicionalista a la formación del espíritu de esta organización es de escasa entidad.
  • Sección Femenina de FET y de las JONS. Queda por último aludir a esta organización, cuyas juventudes también dependen de la citada Delegación Nacional, aunque conservando su personalidad y cierta autonomía.

El principal objetivo del Frente de Juventudes fue el dar a los jóvenes españoles una formación integral, objetivo que, obvia­ mente, se acentúa en el ámbito de las Falanges Juveniles de Franco, donde se instruyen los futuros mandos y líderes políticos del Movimiento. Al hablar aquí de formación no nos referimos a las enseñanzas de materias científicas y profesionales, que corresponden a los centros docentes públicos y privados, sino el moldeado del espíritu nacional en sus vertientes política, religiosa, cultural, física y pre militar. En todas estas áreas de conocimiento se manifiesta la necesidad de utilizar la música como factor aglutinante de esfuerzos y voluntades, y como vehículo más adecuado para transmitir a las nuevas generaciones los principios ideológicos del nuevo Estado y del Movimiento. En consecuencia, con estos postulados se tiende a que la música ocupe un lugar destacado en los planes formativos del Frente de Juventudes y en la mayor parte de sus actividades, especialmente en las de campamento, que se realizan al compás de toques de corneta, marchas y canciones que se oyen en todos los rincones de España.

Por Antonio Mena Calvo

Comandante de Infantería (R)
Profesor de Historia y Estética de la Música Militar

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