La presencia de la música y de los músicos militares en la División Española de Voluntarios n.2 250 de la Wehrmacht, más conocida por el nombre de «División Azul», apenas se contempla en los libros y otras publicaciones referidas a dicha unidad. En la obra «Escritores en las trincheras», de Carlos Caballero Jurado y Rafael lbáñez Ruiz, editada en 1.989, se citan prácticamente la totalidad de libros, publicaciones periódicas y guiones cinematográficos escritos sobre la «División Azul».
Entre todas estas obras no hemos encontrado ni una sola que trate el tema de la música en relación con la vida y estructura de la División Española de Voluntarios. Únicamente hemos hallado en el mencionado libro de Caballero e lbáñez, la ficha de un «Cancionero de la División Azul» de Valencia, publicado en 1.956, con 16 páginas; el libro, «Los voluntarios españoles en el frente», de Wemer Lahne, de 1.942, que contiene algunas canciones y los folletos de los Servicios de Propaganda del Ejército alemán en los que figuraban marchas y canciones.
Como obra inédita figura en el libro que comentamos el de Alfredo González Diez, «Alegres soldados», en el que se narran diversos episodios históricos de la «División Azul», utilizando como nexo argumental el cancionero de los voluntarios españoles en Rusia.
En términos generales podemos decir que la mayor parte de los géneros y formas musicales que con figuran el repertorio marcial, estuvieron presentes en mayor o menor grado en la vida de los divisionarios: marchas militares, toques de ordenanza, piezas folklóricas y populares, himnos y canciones patrióticas y revolucionarias, cánticos religiosos y composiciones del mundo de la escena, formaron un mosaico sonoro rico y variopinto.
El carácter internacional de la contienda en la que se ve inmersa la «División Azul», imprime desde un principio un sello especial que difícilmente volverá a repetirse. Melodías españolas, alemanas, rusas, alguna que otra italiana, francesa o belga, contribuyeron a crear un repertorio de música castrense y popular realmente extraordinario.
La «División Azul» se pone en pie en la mañana del 24 de junio de 1.941, cuando se congregan miles de falangistas ante el balcón principal de la Secretaría General de F.E.T. y de las J.O.N.S. para escuchar las terribles palabra pronunciadas por Serrano Suñer, «Rusia es culpable». Aquí surge la primera canción que no podía ser otra que el «Cara al sol», el himno de la Falange con el que comienza la peripecia bélica y humana de la Di visión Azul.
Dos días después de la manifestación patriótica que, como hemos dicho, tuvo lugar en la calle de Alcalá, ante la Secretaría general, las Jefaturas provinciales y locales de F.E.T. y de !as J.O.N.S. y del S.E.U. abren sus banderines de enganche a miles de jóvenes españoles, en su mayor parte falangistas, que integran la División Española de Voluntarios constituida por 18.446 hombres.
Este contingente se articula al principio por cuatro Regimientos de Infantería mandados por los Coroneles Rodrigo, Pimentel, Vierna y Esparza, y un regimiento de Artillería al mando del Coronel Badillo. El Regimiento del Coronel Rodrigo, que se recluta en Madrid, comienza un periodo de instrucción en orden cerrado en la explanada de la Facultad de Derecho en la Ciudad Universitaria, y posteriormente una serie de marchas de entrenamiento logístico en las que se oyen las estrofas de las primeras canciones de marcha.
Los voluntarios en la 2ª Compañía de contracarros, una de las unidades que contaba con mayor número de escuadristas y líderes de la Falange, compusieron una canción triunfalista que correspondía lógicamente a las circunstancias del momento, y cuyas estrofas decían:
Ahora que Franco ha ganado la guerra
para volver a empezar tomaremos Gibraltar.
Si nos da por la elegancia
tomaremos toda Francia.
Y si nos faltara tierra
tomaremos Inglaterra.
Entraremos en la estepa
gritando ¡viva la Pepa!
Cuando estemos en Moscú
tomaremos un vermut.
Al entrar en Leningrado
tomaremos un helado.
Rusia es cuestión de un día
para nuestra infantería.
Esta canción abriría el camino a otras en las que proclamábamos las reivindicaciones territoriales de España, singularmente la del Peñón de Gibraltar.
Hacia Alemania
Tras el breve período de instrucción, en la tarde del 13 de julio de 1.941, efervorizadas multitudes des piden en la Estación del Norte al Regimiento de In fantería que parte bajo el mando delCoronel Rodrigo. Una vez más suenan los acordes del «Pasodoble de los quintos», de la famosa zarzuela de Alonso, «La bejarana», que nos recuerda otras jornadas históricas gloriosas en que nuestros soldados iban a la Guerra de Africa entre el tremolar de pañuelos y en el aire aquella estrofa que dice: «Bejarana no me llores por que me voy a la guerra…».
Finalizado el solemne y multitudinario canto del «Cara al sol», el convoy militar se pone en marcha y suenan las notas del alegre y a la vez nostálgico «Adiós con el corazón», cuya letra evidentemente se adapta a la situación.
La División Azul pasa a través de una Francia hostil e incluso agresiva para nuestros soldados que por fin, entran en Alemania por la estación de la ciudad de Karlsruhe donde los españoles son recibidos por la población, sus camaradas de armas y miembros de las Juventudes Hitlerianas con auténtico delirio entre vítores y gritos de entusiasmo y aires marciales.
Es la primera vez que nuestros hombres escuchan directamente el maravilloso sonido de las marchas alemanas. Son varias las bandas de música, cornetas, pífanos y tambores, que lanzan sus notas alegres y jubilosas; no en vano la música militar de Alemania vive en esos años la tercera y última etapa dorada de su historia que como sabemos comienza en el siglo XVIII, con los reyes Guillermo Federico I y Federico II el Grande. Ya en esta época la música y los músicos militares germanos alcanzan tal grado de perfección que dos franceses, el musicólo go Kastner y el filósofo Juan Jacobo Rousseau, expresaron al respecto las opiniones siguientes:
«Los instrumentistas alemanes son excelentes pues conocen a fondo la teoría y la práctica musical y sobre todo saben trans portar y leer la partitura a primera vista».
Rousseau por su parte se manifiesta en estos términos:
«De todas las tropas de Europa, tienen los alemanes los mejores instrumentos musicales militares, de ahí que sus marchas y fanfarrias causen una impresión maravillosa».
Estas palabras ponen de manifiesto el alto nivel técnico y artístico alcanza do por la Música Militar ale mana a lo largo de los siglos. Una de las principales causas de haber alcanzado dicho nivel ha sido el hecho de que grandes compositores como Beethoven, Haydn, Haendel, Mozart, Strauss, etc., hayan cultivado este género musical.
Pero sigamos con la ruta de nuestros divisionarios. El día 23 de julio llegan al campamento alemán de Grafenwohr, donde con el resto del contingente inician unas maniobras con fuego real, pero al mismo tiempo se insiste en la ins trucción en orden cerrado. Según los autores de «La División Española de Hitler», su Jefe, el General Don Agustín Muñoz Grandes, tenia un gran interés en que los soldados espa ñoles no desmereciesen de sus camaradas alemanes, en cuanto a marcialidad y orden, en el acto de la Jura de Fidelidad al Führer, que tendría lugar el 31 de julio.
El día señalado para el acto amaneció nublado y con amenaza de lluvia. Los Regimientos españoles formaron al fondo del Campo de maniobras de Kramerberg. Precedida por una música militar; una Compañía de la Whermacht entra en el campo de armas al paso de la oca, hace alto frente a la tribuna donde se hallan las autoridades mili tares alemanas y españolas, miembros de la Falange de Berlín y corresponsales de prensa. La música de la Whermacht interpreta en primer lugar el Himno Nacional de Alemania.
Desde el punto de vista estrictamente musical, el «Deutschland über alles«, como así se llamaba entonces, es posiblemente de todos los himnos nacionales el más importante. No en vano fue compuesto por uno de los músicos más grandes de todos los tiempos, Haydn.
La gran calidad artística de este himno, compuesto en 1.779 decidió a Haydn a incluir su melodía en su cuarteto para cuerda n.2 3 Opus 76, y no a la inversa como afirma algún historiador. Otro aspecto interesante del que sucesivamente ha sido himno del Imperio Austro-Húngaro, Austro-Alemán o Reich y en la actualidad de Alemania, es su letra, escrita por Hoffman van Fallersleben sobre un poema de Wogel Velde que, curiosamente, se iniciaba con una definición geopolítica del antiguo Reich, pues dice textualmente: «desde el Mosa hasta el Memell; desde el Etsch al Báltico, Alemania sobre todos».
Lógicamente el texto de la letra hubo de modificarse al término de la II Guerra Mundial en que Alemania perdió más de la mitad de su territorio . Tras el «Himno Nacional», la Banda de Música interpretó el «Horst Wessel Lied», Himno del Partido Nacional Socialista Alemán, que ha sido una de las primeras composiciones alemanas a las que se han adaptado diversas letras y nombres en español. La primera que figura en el «Cancionero de Juventudes», publicado en 1.967 por la Editorial Doncel, es la versión de contenido más revolucionario, comienza con estas estrofas:
Despierta ya burgués y socialista
Falange trae, con la Revolución,
la muerte del cacique y del bolchevique
del holgazán y de la reacción.
El «Cancionero Juvenil del Frente de Juventudes» de 1.947, inserta paradójicamente otra versión bajo el título «Diecinueve de abril», aludiendo a la Unificación de Falange Española de las JONS con la Comunión Tradicionalista con esta letra:
Camisa azul y boina colorada
Falange, JONS y Tercio Requeté
en haz unidos todos
cuando Franco bandera alzó
por una misma fé.
Ambas versiones fueron incorporadas al Cancionero de la División Azul, si bien la primera fue la que más se popularizó. Terminado el acto de la Jura, los voluntarios desfilan bajo la lluvia cantando el «Cara al sol», que curiosamente se utiliza en esta ocasión no como himno, sino como canción-marcha, fórmula muy extendida en la década de los cuarenta tanto en las Organizaciones Juveniles de Italia, Alemania y España, como en los Ejércitos especialmente en el alemán.
Hasta el día 21 de agosto, fecha en que comienza la partida de la División Azul camino del Este, transcurren unas semanas de entrenamiento militar y de convivencia con los soldados alemanes y con las Anna, Loren o Kari, de trenzas rubias y sonrisa luminosa que les recuerdan o hacen olvidar a las Cármenes, Marías, Lelas y Mercedes que han dejado en España.
Repertorio musical
Durante estos días y los cuarenta de marcha ininterrumpida desde Suvalki, en Polonia, hasta el frente ruso, a una distancia aproximada de 1.000 kilómetros, se gesta prácticamente la mayor parte de las canciones de la División Azul, que podríamos clasificar en estos grupos:
- Himnos y canciones de la Guerra de España.
- Himnos y canciones falangistas
- Himnos y canciones del Ejército español.
- Himnos y canciones alemanas y en menor número, rusas e italianas traducidas o adaptadas al español.
- Cánticos religiosos
- Canciones populares de moda, adaptadas a la vida de los divisionarios.
Todas estas composiciones abordan en una u otra medida los temas eternos del soldado; el amor, la añoranza de la patria chica y el cumplimiento del deber, a los que hay que añadir, dadas las especia les características de los divisionarios, las ideas de Dios, España, Patria, Imperio y Justicia Social, que aporta la doctrina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
En el primer grupo figuran en cabeza los himnos y canciones legionarias entre las que destacan «El novio de la muerte», «La canción del legionario», actual himno oficial de La Legión, y «Tercios heróicos». Tras estas composiciones castrenses situaríamos las de raíz popular que más se entonaron durante nuestra Guerra comenzando por las de despedida como «Adiós Pamplona» y «Adiós con el corazón» a las que seguirían las populares y tradicionales que entonces recibían la denominación de «canciones regionales»; entre las primeras recordamos, «Carrasclas», «Chaparrita», «Apaga luz» y «Los regulares toman pepinos».
Del repertorio tradicional figuran en cabeza: «Por el río Nervión», «No hay quien pueda», «Una mañana de mayo», «Asunción», «Por la Patria, el Pan y la Justicia», «Asturias patria querida», «Madre cuando voy a leña», «Fui al Cristu», etc.
Los himnos y canciones falangistas representan cuantitativamente el mayor porcentaje de las composiciones vocales que constituyen el repertorio musical de la División Azul. Ello es lógico pues el Cancionero de F.E.T. y de las J.O.N.S. y de sus organizaciones juveniles – O.J. y Frente de Juventudes, Sección Femenina y S.E.U.- es del que se nutre. Hay que tener en cuenta que es el más extenso e importante de cuantos se han hecho en España ya que son cientos de himnos, canciones, marchas, etc. los que ha sido escritos y recopilados ex profeso.
Por otro lado conviene recordar que lo más selecto del pensamiento español y falangista, encamado por hombres como Enrique Sotomayor, José Miguel Guitarte, Pablo D’Ors, Dionisia Ridruejo, Víctor de la Serna, Tomás Salva dor, Luis Romero, Angel Ruiz Ayucar y los Generales Esteban Infantes y Díaz de Villegas, entre otros muchos, influyeron decisivamente en la faceta cultural de la División Azul que alumbró no sólo himnos y canciones sino una amplia cosecha de poemas, obras narrativas e incluso ensayos que, gracias a hombres como Rafael García Serrano, Fernando Vadillo y José Luis Gómez Tello, conocemos.
Volviendo a nuestra música observamos que después del «Cara al sol», son el viejo himno de las JONS de Valladolid, «Isabel y Fernando», que nació poco después de su «Himno de Combate», y «Gibraltar» los que alcanzaron mayor popularidad. En la última de estas composiciones escrita por su autor, Agustín Paíno, se reivindica ‘la punta amada de todo español’ en el frente del este.
La Música de la División Azul
El repertorio divisionario de himnos y marchas militares españolas no fue precisamente amplio, aun que esto pueda parecer extraño, son dos, principal mente las razones que a primera vista crean esta situación. De un lado, el he cho de que oficialmente parece ser según relación que nos ha sido facilitada por la Hermandad de la División Azul, que solamente fueron enviadas al Cuartel General de la División las partituras de tres marchas militares: «San Marcial» e «Invicta», de Dorado y «Badajoz», de Palanca.
Lógicamente suponemos que la Banda de Música adscrita a la División llevaría sus propias obras, pero pensamos que no se rían muchas dadas las condiciones de su incorporación. Por otro lado, la actuación de esta unidad musical debió de ser, por imperativos de la propia campaña, efímera y en condiciones muy precarias, hecho que desgraciadamente es una constante en la Historia de la Música Militar de España.
La incorporación de la banda de música de la Di visión se hizo fragmentaria y escalonadamente entre los días 19 y 27 de septiembre de 1.941, es decir, dos meses después que el resto de las unidades. Respecto a la distribución, que más bien diríamos dispersión, de fuerzas se hizo de la siguiente forma:
El Teniente Director, D. Ismael Granero Fayos y 39 músicos fueron destinados al Regimiento de Infantería nº2 262; 31 músicos al Regimiento nº2 263 y un Subdirector, 21 músicos, 6 cornetas y 3 tambores al Regimiento nº11 269. En total fueron 104 los miembros de la Banda y Música divisionaria, pero al dividirse en tres secciones, cada una se convertía en una charanga, poco apta para cumplir medianamente el cometido propio de estas agrupaciones.
Para agravar la situación, ante las necesidades de personal igual que ahora, el Mando ordenó agregar los músicos a una Compañía de Servicios totalmente ajena a la función propia de la música. Todas estas circunstancias y el propio ritmo de la campaña que exige la presencia constante de la División en primera línea de fuego, dan escasísimo margen de actuación a nuestros músicos que no obstante intervienen en los actos más importan tes organizados por el Cuartel General, en ciertas festividades y conmemoraciones como la del 18 de julio, o en las visitas de algún alto mando alemán.
Antonio Mena Calvo
Capitán de infantería
Profesor de Historia y Estética de la Música Militar